Monday, May 21, 2007

Mi Primer Cómic De Spiderman


No recuerdo el lugar en concreto ni los años exactos. Quizá doce años, quizá algo más. No tenía previsto nada ese día. Entre a una tienda de un centro comercial sin buscar algo en concreto sólo sabía que mis padres habían decidido pasar el día fuera lo cual significaba que no había ni televisión ni nada que se le pareciese y necesitaba algo con que entretenerme. Cuando ya pensaba en irme de allí con las manos vacías una cosa me llamo la atención.
Era un cómic de Spiderman.

El que sería mi primer cómic de Spiderman.

Recordaba la serie de dibujos, en su momento estaba enganchado a ella. Si me remontaba más atr
ás incluso recordaba aquella otra serie en que luchaba al lado de El Hombre de Hielo y Estrella de Fuego. A ello se remitía mi conocimiento general del personaje pero nunca me había atraído tanto como podrían haberlo hecho Dragon Ball o Los Caballeros del Zodiaco en su momento. Aún no era un gran aficionado al cómic. Por presupuesto más que nada supongo. Había leído Mortadelo, Super López, lo que todos, y había tomado pequeños contactos con el maga sobre todo con Dragon Ball que es lo que me absorbía por entonces.
¿Qué me atrajo de ese cómic?

En la portada aparecía un Spiderman algo extraño, diferente a la imagen estándar que tenía de él hasta entonces con su clásico traje. No podía reconocer en ese momento a La Araña Escarlata. A Ben Reilly, el clon de Peter Parker. Otro aspecto que me impacto fue uno de los subtitulos que rezaba pomposamente en la portada como El Fin de una Era. Pense, en mi inocencia, ¿es posible que este sea el último cómic de Spiderman? Y el final de algo a veces es el mejor de l
os principios. Todo ello me llevo a pagar las 695 pesetas que valía el cómic el número 18 del volumen 2 de Forum.
Devoré ese cómic. Una vez acabado me lo volví a leer. No entendía la mayoría de cosas que estaban pasaban en él pero me absorbía. Spiderman estaba casado, iba a ser padre, tenía un clon, es más, ¡él era el clon! Las historias, vistas con perspectiva, no son muy buenas. Incluso e
n su momento tuve mis dudas de su calidad pero las historias de Tom Defalco dibujadas por Sal Buscema, Howard Mackie, Ángel Medina se me quedaron grabadas.
Eran cómics que hablaban de la identidad. De saber quién eres y afrontarlo y supongo que para un niño como yo, aunque entonces no lo percibiese, eso era bastante importante. Un personaje que asumía que toda su vida había sido u
na falsificación. Le había robado todo pero seguía adelante. Había una cierta épica y una dignidad moral en ese personaje que hasta entonces sólo había conocido superfluamente. Mi conocimiento de los superhéroes era en sí misma superflua y nunca los había visto como seres normales con problemas cuotidianos como los nuestros.
En las páginas finales por entonces no podía captar ni de lejos el homenaje al número 33 de la etapa Stan Lee y Steve Dikto que
tenía por titulo Capitulo Final. En Basta De Hacer el Héroe, el último capitulo del tomo que me había comprado, Peter Parker se dirigía al lector, mientras pasaba el testigo a Ben Reilly: “Se acabó. ¡Por fin! Ya no más trepar muros y lanzar redes. Mi época como tu superhéroe amigo y vecino ha pasado a la historia. El futuro es ahora de Ben Reilly”. De haber leído esa historia hoy habría podido relacionar ese momento con el número 50 de la etapa de Stan Lee y John Romita Sr. titulado El Fin de Spiderman donde se narra, de forma muy diferente, pero con la misma esencia, la historia que hace unos años Sam Raimi explico en su película Spiderman 2.
Ahora entiendo porque es mi preferida.
El caso es que Peter Parker le ofrecía su traje a Ben Reilly pero este lo rechazaba, “Voy a asumir la responsabilidad, pero no me he ganado este traje” le decía a Peter. Él tenía un traje más moderno en mente. Peter Parker, clon o no, se retiraba, iba a ser padre y tenía una responsabilidad como padre y marido. Ben Reilly era el nuevo Spiderman. Incluso para mí era una conmoción, así que no me imaginaba como debía
sentirse un fan de toda la vida del personaje al leer aquel número. Hubiese dado todo en aquel momento por poder encontrar a uno de esos fans y poder contarle que me había parecido aquello. Recuerdo habérselo contado a algún amigo “Tío, Spiderman ya no es Spiderman” pero reaccionaban con indiferencia y, por entonces, internet no existía.
No continué con la serie.

No porque no lo desease, simplemente era una cuestión económica.
Pero la chispa ya había saltado. No seguí esa serie pero pude encontrar algunos tomos antiguos de forum con historias clásicas como el final de Harry Osborn, las primeras apariciones de Venom y Carnage, Triumfo y Tragedia o La muerte de Gwen Stacy. Empecé a conocer el personaje, sus entresijos, a captar las referencias y
a convertirse en mi superhéroe preferido. Y un año aproximadamente después me decidí a intentar seguir la serie regular justo para asistir a los últimos capítulos de la Saga del Clon en los cuáles se producía un nuevo giro.
¡Peter Parker no era el clon!

Aunque me tendría que haber parecido un giro absurdo y predecible esos últimos números me volvieron a apasionar. Peter Parker recuperaba su identidad. Se descubría que detrás de todo estaba, ni más ni menos, que Norman Osborn el Duende Verde que regresaba después de años muerto
. Había llegado justo a tiempo. Aún así ver morir a Ben Reilly fue algo que, en parte, me traumatizo porque yo había empezado a conocer a Spiderman por él.
Posteriormente Forum recupero los cómics clásicos de la etapa de Stan Lee con Steve Dikto o John Romita Sr. con la cual pude recuperar mucho material antiguo y, en este tiempo, he intentado seguir la serie regular, con periodos vacíos, pero siempre he acabado volviendo. Cuando después de años de disputa por los derechos de Spiderman para llevarlos a la gran pantalla, de preproducción, de largos meses para la elección del casting, llego el día
y pude ver en el cine fue toda una experiencia. No me importaba que la película fuese más bueno o no. En ese momento era lo de menos.
Todo porque un día entre en una tienda sin buscar nada en concreto.

Y no me arrepiento.

3 comments:

Kirye said...

¡¡Qué bonito!!
Y qué comienzo, con clones de por medio, cualquier otro hubiera pasado por no enterarse de nada (como yo XD).

- YOGUR - said...

Pues a mi el cómic que me atrapó definitivamente y me hizo que me gustase el mundillo comiquero fue el especial de Asgard de los Nuevos Mutantes. Ese dueto de Caremont y Arthur Adams, mano a mano, hizo de quedasen atrás los Mortadelos y los Don Mikis y me hiciera definitivamente fan de los superhéroes y de los mutantes en particular. Guardo el cómic en un lugar destacado de mi comicteca y lo releo de vez en cuando y siempre me encanta.

Gloria said...

Pues, aunque al lanzarredes lo tenía ojeado de viejos volúmenes Vértice de vecinitos mayores, pero el primero que me compré yo era una edición Bruguera dibujado por Gil Kane y entintado por Romita papi (si recuerdo bien). Era una historia en la que Peter estaba hasta los Wibbols de ser Spiderman y lo mandaba todo a hacer puñetas... poco después llegaría la muerte de Gwen... Supongo que una ya tiene una edad.

Jobas, Yogur, que recuerdos!... Tambien a mí me fraparon los de los muutantes en Asgard: fué en la época de mi segundo re-enganche a los tebeos de superheroes (voy ahora por el tercero o cuarto, ja), y fueron los primeros tebeos que compré directamente en inglés. Aquella fue una época espectacular: cuando se empezaron a publicar aquí el Daredevil de Miller, los mutantes de Claremont, y el increíble Thor de Walt Simonson (mi etapa favorita del ricitos de oro)... Y lo mejor aun estaba por llegar: el dark Knight de Miller, los Watchmen de Moore... LA EDAD DE ORO!