Lance Blastoff, ¡el héroe favorito de América!

Lance Blastoff dice:

¡No importa lo que digan esos timoratos, chicos!
¡Sigue siendo basura!
¡TÍRALA!

¡Recordadlo, chicos! ¡Comed carne! ¡Y mucha!
¡Es el alimento perfecto de la naturaleza!


¡Aprovéchate mientras puedas y lárgate sin remordimientos!

Un click y se os hace grandecita

Irreverente, políticamente incorrecto, egoísta, materialista, interesado, machista, insolidario, tóxico, fumador y bebedor… ¡y sin remordimientos!

Así es el héroe favorito de América nacido de la mano y la mente de Frank Miller, y publicado por Dark Horse en 1996. y que vería la luz por aquí en 1998 editado por Norma bajo el nombre de Relatos Ofensivos, que incluía, además de las historias y peripecias de Lance, un capítulo inédito de Sin City, La hijita de papá.
Cabe decir, que, si bien no debería gustar demasiado el contenido al Comics Code, se dice explícitamente que está

Y si es así, pues para qué queremos más.

Desdichadamente, poco sabemos de Lance más allá de una veintena de páginas. Blastoff es una especie de viajero espacio-temporal que vive en una nave que no es, ni mucho menos, una nave cualquiera…

¡Fálica, su poderosa nave espacial! ¡La única de la galaxia alimentada por el milagro de la combustión interna!

Y acompañado por la «caliente tripulación de putarobots de Lance, siempre dispuestas», con una piel dorada y brillante, espectaculares pezones telescópicos y unos curiosos tatuajes en la nalga izquierda.

Lance Blastoff es definitivamente irresistible. Su porte masculino, su pelo en el pecho, su barba de dos días, su manera de torcer la boca hace que todo tipo de féminas (terrestres o no) caigan rendidas a sus pies y enamoradas eternamente. ¡Pero Lance no es sólo una cara bonita! Al contrario, Lance nos proporciona con cada uno de sus actos muy valiosos consejos, porque «chico, éste es un cuento con una moraleja importante», y gracias a él hemos aprendido lo exquisita que está la carne de T-Rex, o la importancia de aprovecharse de la situación sin sentir remordimientos. Quien paga manda, y qué más da si los que te compran las armas las quieren usar para esclavizar la galaxia o si necesitamos hacer una lobotomía a los alienígenas más sabios y pacíficos para que sirvan como mascotas.

¡Es todo un modelo, chicos!
¡Y no siente remordimientos!
¡Hazle caso!